lunes, 22 de octubre de 2007

El Barroco

El Barroco, además de un período de la historia del arte, fue un movimiento cultural que se extendió en la literatura, la escultura, la pintura, la danza y la música desde el 1600 hasta 1750 aproximadamente.

El estilo barroco surgió en Roma a principios del siglo XVII y de Italia se irradió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos
XVIII y XIX), el término barroco tuvo un sentido peyorativo, sinónimo de recargado, desmesurado e irracional, hasta que, posteriormente, fue revalorizado a fines de siglo XIX por Jacob Burckhardt y luego por Benedetto Croce y Eugenio D'Ors.

El período Barroco se ubica entre los períodos
Manierista y Rococó, aunque algunas definiciones llegan a incluir a ambos movimientos como parte del Barroco y, por ende, lo sitúan entre el arte del Renacimiento y el Neoclásico. Se enmarca en un tiempo en el cual la Iglesia Católica tuvo que reaccionar contra numerosos movimientos revolucionarios culturales que produjeron una nueva ciencia y nuevas formas de religión, como la Reforma protestante.

Se ha dicho que el Barroco en
arquitectura es un estilo que podría dar al papado un camino formal imponente de la expresión que podría restaurar su prestigio, al punto de hacerse de alguna manera simbólica de la Contrarreforma. Fue con éxito desarrollado en Roma, donde la arquitectura barroca renovó ampliamente las áreas centrales con la adición (o revisión) urbanística. Pero muchos otros ejemplos son encontrados en otras ciudades europeas y en America Latina.Es importante destacar que el Barroco fue una innovación cultural general.

El arte barroco

La evolución del arte barroco, en todas sus formas, debe estudiarse dentro de su contexto histórico. Desde el siglo XVI el conocimiento humano del mundo se amplió constantemente, y muchos descubrimientos científicos influyeron en el arte.
La religión determinó muchas de las características del arte barroco. La Iglesia católica se convirtió en uno de los mecenas más influyentes, y la Contrarreforma, lanzada a combatir la difusión del protestantismo, contribuyó a la formación de un arte emocional, exaltado, dramático y naturalista, con un claro sentido de propagación de la fe.
Los acontecimientos políticos también tuvieron influencia en el mundo del arte. Las monarquías absolutas de Francia y España promocionaron la creación de obras que, con su grandiosidad y esplendor, reflejaran la majestad de Luis XIV y de la casa de Austria, en especial de Felipe III y Felipe IV.

Características del arte barroco


Entre las características generales del arte barroco están su sentido del movimiento, la energía y la tensión. Fuertes contrastes de luces y sombras realzan los efectos escenográficos de muchos cuadros, esculturas y obras arquitectónicas. Una intensa espiritualidad aparece con frecuencia en las escenas de éxtasis, martirios y apariciones milagrosas. La insinuación de enormes espacios es frecuente en la pintura y escultura barrocas; tanto en el renacimiento como en el barroco, los pintores pretendieron siempre en sus obras la representación correcta del espacio y la perspectiva. El naturalismo es otra característica esencial del arte barroco; las figuras no se representan en los cuadros como simples estereotipos sino de manera individualizada, con su personalidad propia. Los artistas buscaban la representación de los sentimientos interiores, las pasiones y los temperamentos, magníficamente reflejados en los rostros de sus personajes. La intensidad e inmediatez, el individualismo y el detalle del arte barroco —manifestado en las representaciones realistas de la piel y las ropas— hicieron de él uno de los estilos más arraigados del arte occidental.

Primer barroco


Las raíces del barroco se localizan en el arte italiano, especialmente en la Roma de finales del siglo XVI. El deseo universalista inspiró a varios artistas en su reacción contra el anticlasicismo manierista y su interés subjetivo por la distorsión, la asimetría, las extrañas yuxtaposiciones y el intenso colorido. Los dos artistas más destacados que encabezaron este primer barroco fueron Annibale Carracci y Caravaggio. El arte de Caravaggio recibió influencias del naturalismo humanista de Miguel Ángel y el pleno renacimiento. En sus cuadros aparecen a menudo personajes reales, sacados de la vida diaria, ocupados en actividades cotidianas, así como también apasionadas escenas de tema mitológico y religioso. La escuela de Carracci, por el contrario, intentó liberar al arte de su amaneramiento retornando a los principios de claridad, monumentalidad y equilibrio propios del pleno renacimiento. Este barroco clasicista tuvo una importante presencia a lo largo de todo el siglo XVII. Un tercer barroco, denominado alto barroco o pleno barroco, apareció en Roma en torno a 1630, y se considera el estilo más característico del siglo XVII por su enérgico y exuberante dramatismo.

Arte barroco en latinoamerica


Durante los siglos XVII y XVIII, la arquitectura barroca latinoamericana conservó las pautas marcadas por la península Ibérica pero con algunas peculiaridades. Una de ellas es su extraordinaria diversidad, condicionada por el propio medio físico, la gran variedad de materiales existentes en cada área geográfica y la presencia de un pasado precolombino. Entre los condicionantes físicos, la frecuencia de terremotos en algunas zonas como Guatemala o Perú determinó ciertos patrones estéticos, al tiempo que conducía al desarrollo de técnicas constructivas especialmente resistentes a los movimientos sísmicos como la quincha (entramado de cañas atadas con cordobanes aglutinado con barro).

El barroco en Hispanoamérica es esencialmente decorativo, ya que aplica un lenguaje ornamental a esquemas constructivos y estructurales inalterados desde los comienzos de la arquitectura hispanoamericana. La presencia de ciertos elementos como el estípite o el arco toral, marcan formalmente los estilos de ciertas regiones. Mientras que el primero es el signo distintivo del barroco mexicano, el segundo, cuya función es sostener la cúpula, se desarrolló principalmente en Quito y Nueva Granada. En regiones donde el clima propiciaba un entorno natural austero, florecieron la denominadas fachadas-retablo. Su principal finalidad, como en la iglesia de San Francisco de Quito, es repetir en el exterior la exuberancia decorativa del interior. La presencia del color es otro rasgo característico del barroco colonial; se manifiesta, sobre todo, a través de la piedra, el ladrillo revocado en blanco, la tintura de almagre (óxido rojo de hierro), la yesería policromada y los azulejos. Un destacado ejemplo de esto último lo encontramos en la fachada de San Francisco de Acatepec (México), en donde la piezas cerámicas han sido modeladas en el taller ex profeso para la iglesia. Otros elementos arquitectónicos propios del barroco americano son la espadaña, la pilastra de almohadilla, como en la catedral de Tegucigalpa (Honduras), la proliferación de formas mixtilíneas y el soporte antropomorfo.

Los dos grandes focos, donde con más intensidad iba a encontrar eco el nuevo estilo, son el virreinato de Nueva España (especialmente en el territorio actual de México y Guatemala) y las ciudades peruanas de Cuzco y Lima. Si en todas ellas la influencia española es evidente, en Brasil la tendencia fue seguir los modelos portugueses. Véase Arquitectura colonial.

En pintura, la obra de Francisco de Zurbarán causó un profundo impacto en artistas como Sebastián de Arteaga, José Juárez y Melchor Pérez de Holguín. A finales del siglo XVII y principios del XVIII, la escuela sevillana de Bartolomé Esteban Murillo y, en menor medida, de Juan de Valdés Leal, ejerció una gran influencia en algunos pintores del Nuevo Mundo como el mexicano Juan Rodríguez Juárez y el colombiano Gregorio Vázquez de Arce. Así mismo, fue decisiva la llegada a finales del siglo XVII de artistas europeos como el flamenco Simón Pereyns, los españoles Alonso López de Heredia y Alonso Vázquez, o el italiano Mateo Pérez de Alesio. Los pintores de la escuela cuzqueña combinaron las formas decorativas indígenas con las europeas, en especial las de la escuela flamenca, siempre ricamente decoradas en oro.

El mismo sentido decorativo afectará a la escultura ornamental, presente en los interiores y exteriores de las numerosas iglesias barrocas que, con un estilo extremadamente recargado, se construyeron a lo largo de las colonias españolas. En México destaca el español Jerónimo Balbás, que llegó a América a principios del siglo XVIII, autor del retablo del altar mayor de la iglesia del Sagrario. La imaginería popular floreció en Guatemala, con Quirio Cataño y Juan de Chávez, en Quito, con Bernardo Legarda, y en Lima donde, gracias al estrecho contacto con Sevilla, se pueden contemplar numerosas obras de Martínez Montañés.

Literatura barroca


Barroco (literatura), periodo que sucedió al renacimiento, entre finales del siglo XVI y finales del siglo XVII, impregnó todas las manifestaciones culturales y artísticas europeas y se extendió también a los países hispanoamericanos.

Como etapa preparatoria, que coincide cronológicamente con el renacimiento y el barroco, debe tenerse en cuenta el manierismo. La palabra barroco tuvo originalmente un sentido peyorativo, ligado con la extravagancia y la exageración, que aún se mantiene en ciertos tópicos del lenguaje no especializado. Se dice que el término deriva del portugués barroco (castellano barrueco), que significa ‘perla irregular’. También suele relacionarse con baroco, nombre que recibe una figura del silogismo. El barroco expresa la conciencia de una crisis, visible en los agudos contrastes sociales, el hambre, la guerra, la miseria. Suele establecerse una distinción entre el barroco de los países protestantes y el de los países católicos (barroco de la Contrarreforma).

En el caso de España, aunque sin perder de vista el contexto europeo, José Antonio Maravall ha enumerado una serie de asuntos y tópicos literarios que definen una imagen del mundo y del hombre: la locura del mundo; la melancolía —Anatomy of melancholy, de R. Burton, es de 1621— la sensación de inestabilidad de los hombres y la fugacidad de las cosas; la revitalización del tópico del mundo al revés y la figura del gracioso en el teatro español como uno de sus representantes (“Soy el que dice al revés / todas las cosas que habla”, dice un personaje de El mejor alcalde, el rey de Lope de Vega); el mundo como laberinto, como gran plaza o mesón; la concordia de los opuestos (nuestra vida se “concierta de desconciertos”, dice el conceptista español Baltasar Gracián); el mundo como guerra y el hombre lobo del hombre.

Desde el punto de vista estético, sobresalen la búsqueda de la novedad y de la sorpresa; el gusto por la dificultad, vinculada con la idea de que si nada es estable, todo debe ser descifrado; la tendencia al artificio y al ingenio; la noción de que en lo inacabado reside el supremo ideal de una obra artística. La búsqueda de la novedad y de lo extraño explica la admiración del barroco por pintores flamencos como El Bosco, Arcimboldo y Brueghel el Viejo: así lo demuestran, entre otros textos, los Sueños del escritor español Francisco de Quevedo.

Entre los autores del barroco hispanoamericano, destacaron (el Inca) Garcilaso de la Vega (1539-1616) en Perú; Sor Juana Inés de la Cruz, sobre todo por su Primero Sueño (de clara influencia gongorina por su audacia formal) y El divino Narciso (cuyo antecedente es Eco y Narciso, del dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca), y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, autor de una Historia chichimeca y traductor de poesía náhuatl en México; Martín del Barco Centenera (La Argentina y Conquista del Río de la Plata), extremeño que vivió más de veinte años en América; Pedro de Oña y Arauco domado en Chile; el canario Silvestre de Balboa y Espejo de paciencia en Cuba, y Hernando Domínguez Camargo, a quien el poeta Gerardo Diego cita en su Antología poética en honor de Góngora, y que vivió en Colombia.

Culteranismo y Conceptismo

La retórica barroca puede sintetizarse en la coexistencia de dos corrientes: el conceptismo y el culteranismo. Aunque generalmente suele afirmarse que se trata de dos estilos opuestos, lo cierto es que los dos buscan la complicación formal. El culteranismo intensifica los elementos sensoriales preocupado por el preciosismo y la artificiosidad formal a través de la metáfora, la adjetivación, el hipérbaton forzado o los efectos rítmicos y musicales del lenguaje; a esta tendencia pertenecen Luis de Góngora y Pedro Soto de Rojas. La crítica señala como ejemplo más significativo del culteranismo la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora, en cuya primera estrofa aparecen todos los procedimientos culteranos:

Era de mayo la estación florida
en que el mentido robador de Europa
—media luna las armas en la frente
y el sol todos los rayos de su pelo—,
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas.

El conceptismo debe su nombre a los Conceptos espirituales (1600-1612) de Alonso de Ledesma. Su juego formal se basa en la condensación expresiva y para ello se sirve de la polisemia, las elipsis, las oposiciones de contrarios o antítesis, las paradojas, todo lo que exija una agudeza conceptual y cuenta entre sus principales representantes a Francisco de Quevedo, Luis Vélez de Guevara y su El diablo cojuelo, la prosa de tipo moralista y satírico de Baltasar Gracián y autores de empresas o emblemas (véase Alegoría) como Diego de Saavedra Fajardo (1584-1648). En teatro, sobresale Pedro Calderón de la Barca, especialmente por La vida es sueño y El gran teatro del mundo, donde se entrelazan concepto y juego verbal. El tema del sueño y la duda sobre los límites entre apariencia y realidad permiten aproximar a Calderón con el dramaturgo inglés William Shakespeare. El conceptismo valora laconismo, por eso, a veces, se ha confundido con claridad estilística y precisión, algo de lo que carece por completo, como puede verse en la frase de Gracián característica de este estilo: “Lo bueno si breve, dos veces bueno”, que como se ve es ingeniosa pero ni precisa ni clara.

La Musica Barroca

La música barroca es el estilo musical relacionado con una época cultural europea, que abarca desde el nacimiento de la ópera en el siglo XVII (aproximadamente en 1600) hasta la mitad del siglo XVIII (aproximadamente hasta la muerte de Johann Sebastian Bach, en 1750).

Se trata de una de las épocas musicales más largas, fecundas, revolucionarias e importantes de la música occidental, y la más influyente, probablemente su característica más notoria sea el uso del bajo continuo y el monumental desarrollo de la armonía tonal, que la diferencia profundamente de los anteriores estilos modales.

Origen del término

El término barroco (voz portuguesa que denota una perla de forma irregular) se tomó de la arquitectura (donde significa algo «retorcido», una construcción «pesada, elaborada, envuelta» aunque también es barroco algo recargado de ornamentos). En el siglo XVIII se usó peyorativamente para describir las características del estilo musical del siglo anterior, que se consideraba «tosco, extraño, áspero y anticuado».

Características

El estilo hoy llamado "barroco" se caracteriza estéticamente por la preeminencia de lo emocional sobre lo racional, por el estilo vocal recitativo, en el cual el ritmo de la palabra determina el discurso melódico - donde "la música ha de ser sirviente de la poesía" - y por un auge de la música instrumental pura, es decir, sin relación con consideraciones ideológicas que se deriven de un texto, o funcionales como en el caso de la música de danza.
En esta época se desarrollan la
sonata, el concerto grosso y el ballet francés.

A diferencia de épocas anteriores, la música sacra y la música profana conviven armoniosamente, formando parte de la profesión musical. La mayor permisividad estética lleva a que la interpretación musical tienda a enriquecer las partes mediante una profusión de ornamentos y recursos expresivos.

Tienen gran importancia la teoría de los afectos, que considera a la música como creadora de emociones, y la retórica, que transfiere conceptos de la oratoria tradicional a la composición del discurso musical del barroco.

Las etapas del Barroco musical

El barroco temprano o primitivo (1600 - 1650)

Este período es conocido como el seicento: alrededor del año 1600 se destaca en la historia de la música un compositor de inusual talento, Claudio Monteverdi. Fue un maestro de los dos estilos entonces preponderantes: la prima prattica o estilo polifónico del madrigal y la seconda prattica o estilo recitativo de música vocal solista. Compuso una de sus obras más famosas, el "Lamento d'Arianna", tanto en versión polifónica como en versión para solista y bajo continuo. Monteverdi fue posteriormente, junto con Antonio Vivaldi, uno de los dos compositores más asiduamente estudiados por Johann Sebastian Bach.

La seconda prattica, un estilo de monodia acompañada, esto es, una o varias voces solistas y bajo continuo, caracteriza el nuevo estilo musical de este período.

El barroco medio (1650-1700)

El barroco medio comprendido entre el 1650 al 1700. Sobresalen en este período el compositor inglés Henry Purcell (1659 - 1695) y su contemporáneo alemán Johann Pachelbel (1653 - 1706).
El barroco tardío (1700-1750)

El Barroco Tardío está comprendido entre 1680 y 1730. Los compositores característicos de este período son Domenico Scarlatti en Italia, Georg Friedrich Haendel en Inglaterra, en Alemania Johann Sebastian Bach y en Francia Jean Philippe Rameau..
La transición al clasicismo (1740-1770)

Son varias las tendencias estéticas a finales del barroco: el estilo galante francés desde 1730, el desarrollo en Italia de la ópera buffa, la sonata y la sinfonía y el estilo rococó conforman entre 1740 y 1770 una suerte de preclasicismo.

Carl Phillip Emmanuel Bach(1714-1788), uno de los hijos de Johann Sebastian, es considerado el padre de la sonata clásica.

El auge de la música instrumental

La música instrumental, que en la época anterior dio el primer asomo en la música académica, en los siglos XVII-XVIII verá un gran auge sin precedentes. En esta época la música vocal e instrumental están en plena igualdad por primera vez en la historia de la música, donde la instrumental cobra su primera madurez, un gran florecimiento y época dorada precedentes en géneros, técnicos, intérpretes y compositores que rozan un profundo conocimiento de los instrumentos.

El cultivo de la música puramente instrumental lleva a un importante desarrollo de la técnica, al servicio de una fuerte expresión emocional. Se destaca el caso del violinista Arcangelo Corelli, quien según el testimonio de François Raguenet, cuando tocaba en publico "perdía el dominio de sí mismo", tenía los ojos enrojecidos y, no obstante todo esto, lograba expresarse a la perfección.

La sonata barroca - que no debe ser confundida con la sonata clásica de forma sonata - denota una composición para uno o dos instrumentos de cuerda o viento y bajo continuo, dividida en tres o cuatro movimientos de carácter contrastante, típicamente allegro - adagio - allegro (sonata da camera) o adagio - allegro - adagio - allegro (sonata da chiesa). La alternativa contrastante de movimientos sucesivos es herencia de la suite o serie de movimientos de danza, que típicamente alternaban una danza baja o de paso, más lenta - como la pavana - con otra alta o de salto, más rápida - como la gallarda.

De un modo equivalente a la sonata, la cantata es una composición para canto solista y bajo continuo, cuya estructura típica es recitativo - aria da capo. El equivalente en la música para instrumentos de teclado es la toccata.

El barroco fue una época de esplendor de muchos instrumentos como el violín, el clavecín y el órgano, cultivándose intensamente la música de cámara para grupos instrumentales con acompañamiento de bajo continuo.

Además, aparecen intérpretes virtuosos que explotan al máximo el instrumento por su gran destreza técnica, como Johann Sebastian Bach y Dietrich Buxtehude en el caso del órgano; Domenico Scarlatti, Jean Philipe Rameau y François Couperin al clavecín; Gottfried Reiche (1660-1734) a la trompeta; y Antonio Vivaldi, Arcángelo Corelli y Giuseppe Torelli en el violín.

La Triosonata

La heredera del estilo polifónico renacentista y la principal forma de cámara del barroco, es una sonata para dos partes instrumentales - tradicionalmente violines - y continuo. Se destacan las obras de Corelli, Pergolesi, Sammartini, Händel, Buxtehude y Bach.
El concerto grosso
A mediados del seicento, se convierte en el género instrumental más típico de la época. A diferencia de la música de cámara, cada parte es ejecutada por más de un instrumento, como ocurre típicamente en la
orquesta. La ejecución a tutti alterna con pasajes a soli a la manera de la triosonata.

Importantes centros del estilo instrumental concertante son Módena, Bologna y Venecia.

La época dorada del clavecín, la viola da gamba y el órgano

En esta época el
clavecín, el órgano, la viola da gamba y el laúd vivirán su gran época dorada a nivel técnico, interpretativo y compositivo. La etapa final del barroco (1700-1750) será el cenit y el ocaso del clavecín, y la viola da gamba para, después, en la segunda mitad del s. XVIII caigan en el olvido y queden totalmente relegados por sus descendientes, el violín, el violoncello y el forte-piano, ya en la época clásica.
El laúd, el instrumento renacentista por excelencia, caerá en el olvido antes, por 1690-1700, viéndose desplazado por la guitarra y el clavecín. El órgano, no caerá en el olvido como los otros instrumentos, pero ya no se conocerá un gran auge como en esta época.

El órgano

El órgano inicialmente tiene ilustres exponentes en toda Europa en el principio del período, donde su música empieza a conocer su edad dorada por su destacable calidad.
En la primera mitad del siglo XVII los compositores más destacados son
Jan Pieterszoon Sweelinck (en Holanda); Girolamo Frescobaldi (en Italia); Samuel Schein H. Schiedermann (en Alemania); Correa de Arauxo (en España), y Jean Titelouze (1563-1633, en Francia). Hacia 1650, el órgano entra en decadencia en Italia y en Países Bajos, donde el instrumento no conocerá más compositores de talla internacional.

En la segunda mitad del siglo XVII los compositores más destacados son Dietrich Buxtehude (1632-1707), que es el más notable en esta generación, Johann Pachelbel (1653-1705), Georg Bohm (1661-1733) Johann Caspar Ferdinand Fischer (c.1665-1746) y J. A. Reincken (1623-1722) en Alemania; François Couperin (1668-1733) en Francia; Henry Purcell (1659-1695), en Inglaterra, y Juan Cabanilles (1640-1712) en España. A partir de 1710-1720 el órgano entra en decadencia en Francia, por lo que en la última etapa del barroco no habrá ningún compositor nacional notable.

En la primera mitad del siglo XVIII, la última etapa del barroco, en Alemania el órgano vivirá su máximo esplendor para después iniciar una decadencia a partir de 1750 a nivel general. En Alemania J. S. Bach (1685-1750), representa el máximo apogeo del órgano barroco, donde la Toccata y fuga en re menor BWV 565 (1708) es la más famosa y conocida obra para este instrumento. En España es notable Antonio Soler (1728-1783) y en inglaterra, desde 1712 G.F.Händel (1685-1759), William Boyce y Cristan Arne, los tres por el concierto para órgano solista y cuerda.

El clavecín

Rameau, Couperin, Johann Sebastian Bach, Handel y Scarlatti son los más destacables en el ámbito del clavecín de la primera mitad del siglo XVIII, donde representan el máximo apogeo de la música clavecinística barroca.

Rameau y Couperin son los máximos exponentes de la escuela francesa. Cabe mencionar los 4 libros de órdenes (1713, 1717, 1722 y 1730) de Couperin y los libros de suites (1706, 1724 y 1728) de Rameau, que es la cumbre de la música barroca francesa para teclado.

Domenico Scarlatti es el máximo exponente de la música italiana para teclado. Lo más destacado son sus 555 sonatas, donde con ellas innova y se anticipa en la música de teclado de finales del siglo XVIII de Haydn y Mozart. Tiene también una gran selección de preludios y fugas los cuales son una gran opción para ejercitar la técnica del teclado.

Haendel es el máximo exponente del barroco inglés para teclado. Destacan entre su obra las 8 grandes Suites(1720), una de las cumbres de la suite para teclado.

J. S. Bach es quizá el compositor más destacable de todo el período, donde sus obras El clavecín bien temperado (BWV 846-893), las Variaciones Goldberg BWV 988 y El arte de la fuga son un antes y un después de la música de teclado en general y la cima de la literatura clavecinística barroca. Bach, aunque vivió en las acaballas del Barroco y en su época no fue muy reconocido, dejó tras de sí un gran repertorio de preludios con fugas que aun ahora son de las obras más selectas que hay. Un hecho curioso es que la Pasión según San Mateo sólo se tocó el día en que se celebraba ese motivo religioso. Pasaron casi dos siglos hasta que Felix Mendelssohn (compositor romántico) no la descubrió, no se volvió a tocar nunca más en ese período. Es una mera casualidad que Mendelssohn la encontrara ya que si no fuera por él, probablemente ahora no tendríamos esta gran obra.

La Arquitectura Barroca

La arquitectura barroca se desarrolla desde el principio del siglo XVII hasta dos tercios del siglo XVIII. Se manifiesta en casi todos los países europeos y en lo que eran por aquel entonces los territorios de España y Portugal en América, hoy países independientes.

Características generales

importancia de la simplicidad y la búsqueda de lo complejo. No reniega de las formas clásicas (
columnas, arcos, frontones, frisos), pero las transforma de manera fantasiosa. A veces el edificio llega a ser como una gran escultura. Los entablamentos adoptan la curva y los frontones se parten y adoptan curvas, contracurvas y espirales.

Se adopta la elíptica, la forma oval y otras formas (como la de abeja de Borromini). Las paredes son cóncavas y convexas, es decir siempre onduladas. Se llega al abandono de líneas rectas y superficies planas.

Se adopta un nuevo tipo de planta que ofrece planos oblicuos para dar sensación de movimiento (espacios dinámicos), en la más estática de las artes. Gusta de representar o sugerir el infinito (un camino que se pierde, una bóveda celeste, un juego de espejos que altere y haga irreconocibles las perspectivas). Éxito del orden gigante, con columnas que abarcan 2 o 3 pisos. No faltan los campanarios, solos o en pareja, muy decorados.

Se utilizan efectos de luz, juegos de perspectiva. Da importancia a la luz y efectos luminosos, a través del claroscuro. Búsqueda de la sorpresa. Gusto por lo dramático, escenográfico y teatral.

Gran riqueza decorativa y exuberancia formal tanto en los espacios interiores como al exterior, aunque este un poco mas sobrio. Amor desenfrenado por lo curvilíneo y el triunfo de la columna salomónica. Arcos y frontones mixtilíneos, ventanas ovaladas. El arco descansa sobre la columna por medio de un entablamento (al modo romano), o descansa directamente sobre el capitel (modo bizantino). Ambos modos fueron empleados en el Renacimiento. Se utilizan grandes cartelas.

La creación de nuevas tipologías para edificios concretos. Las obras son: palacios, religiosas, urbanísticas, grandes jardines, galerías (que luego daría lugar a las galerías de arte.


Desarrollo histórico y geográfico

La génesis de la arquitectura barroca se inicia en Italia, con figuras tan determinantes como Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini.

En Francia el barroco adquiere caracteres más sobrios que en Italia, con plantas menos complicadas, fachadas más severas, mayor respeto por las proporciones y renuncia a los efectos violentos, es un arte fundamentalmente al servicio de la monarquía absoluta, y su gran realización será el Palacio de Versalles.

En España, la arquitectura barroca va a estar presidida por el gusto por la desornamentación y la sobriedad que había introducido el estilo herreriano, con importantes edificios en los que impera un estilo mesurado y casi clásico.

En América, tras la conquista española, el lenguaje del barroco se desarrolló en forma importante enriqueciéndose con la mano de obra y los conceptos propios de la arquitectura y arte precolombinos, como el uso extensivo de colores brillantes, destacándose en forma especial el barroco mexicano.

En Alemania y en Austria la inspiración italiana combinada con la francesa creará edificios de gran exuberancia decorativa, sobre todo en los interiores, de luminosidad brusca, que darán paso al estilo Rococó. En Inglaterra predomina el equilibrio y la austeridad.

El Urbanismo

La ciudad del barroco se ve como la imagen de su gobernante, cuya importancia se mide por su tamaño y por el número de sus habitantes.

En las cortes más poderosas de Europa, la estructura urbana intentará ostentosamente asentar los valores y la estructura política creada por los dirigentes.

La ciudad se va a estructurar en torno a un centro, como el poder absoluto tiene como centro el Rey, al que confluyen grandes vías, rectas de amplias perspectivas. Las plazas serán uno de los grandes elementos, reflejo y símbolo del poder civil o religioso, entendidas como escenarios de fiestas y representación.

Los cambios se van reflejar mejor en las pequeñas cortes europeas, donde las realizaciones pueden cambiar y determinar la imagen de toda la ciudad, como es el caso de Würzburg, mientras que en los grandes organismos urbanos como París o Roma, la complejidad y la aparatosidad de los proyectos va a chocar con la ciudad preexistente, que dificulta en gran medida la transformación pretendida, consiguiéndose mejores resultados en las nuevas residencias de los soberanos, fuera de la ciudad, como es el caso de Versalles.


América recibió los conceptos urbanísticos renacentistas primero y barrocos posteriormente, a lo largo de la extensiva urbanización que los colonizadores europeos llevaron a cabo durante los siglos XVI a XIX.